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"Comenzando la vida y lleno de sueños"

“Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día” frase del cantante John Lennon que en Honduras se vive a diario, la violencia que ha disparado su cifra a pesar del confinamiento obligatorio por la pandemia del coronavirus ha cobrado una víctima más.

La muerte del pequeño de 4 años, Dylan Munguía en Milton Bight, municipio de José Santos Guardiola en Islas de la Bahía ha causado conmoción en las redes sociales, el niño quién estaba con su madre la tarde del miércoles desapareció repentinamente tras salir de la casa acompañado de dos hombres, para ser encontrado horas después asesinado y con signos de posible abuso sexual.

“Yo me metí para buscarle su ropita porque iba a bañarlo, cuando salí él ya no estaba”, asegura Nesy Munguía, madre de la víctima, quién anunció a las autoridades sobre su hijo, los cuales tardaron 4 horas en presentarse diciéndole que no podían tomar declaraciones hasta 24 horas después de la desaparición.

Mientras esperaba la acción de la Policía Nacional, Nesy se dedicó a buscar y gritarle a su hijo en varios sectores de la Isla, pero ya era muy tarde.

De acuerdo a distintas versiones de vecinos que participaron en la búsqueda, la ropa interior del menor fue encontrada a varios metros de donde estaba el cadáver.

Según informes, Dylan presentaba un fuerte golpe en la parte trasera de la cabeza y tenia signos de haber sufrido abuso sexual.

El pequeño fue visto acompañado por dos personas, los testigos aseguran que se le veía tranquilo por ello se sospecha que eran conocidos quienes se lo llevaron.

“No me ayudaron a buscarlo, pero si llegaron a arrebatármelo cuando ya estaba sin vida” declara Nesy,

A pesar de la incompetencia de las autoridades, se presentaron a irrumpir la iglesia en donde tenían los restos mortales del niño para llevárselo y practicarle la autopsia.

Actualmente, las autoridades municipales y departamentales, por medio de un comunicado expresaron que han decidido ofrecer la cantidad de 200 mil lempiras “a la persona que brinde información fidedigna, que permita la captura de el o los responsables de haber participado en tan abominable crimen en contra del pequeño”.

“Por favor ayúdenme a encontrar a quienes mataron a mi niño, necesitamos justicia, ya que muchos niños en Honduras han pasado por la misma situación y las autoridades no investigan. Ellos quedan muertos y los hechos quedan sueltos”, la falta de confianza en las autoridades y su respuesta queda otra vez mas en evidencia, si los casos no se hacen mediáticos no se toma acción sobre las muertes, quedando como otro caso mas en la impunidad.

Estadísticas del Ministerio Público indican que en 2017 se denunciaron 1,634 casos de violación sexual. Del total, 292 delitos ocurrieron contra niños y niñas menores de edad.

El Centro Electrónico de Documentación e Información judicial (CEDIJ) reporta que en el 2017 los Juzgados de lo Penal a nivel nacional recibieron 972 requerimientos fiscales por violación. Las violaciones sexuales y los homicidios comparten el mismo lugar en la tabla superados únicamente por el robo, narcotráfico, violencia intrafamiliar y la posesión y portación ilegal de armas.

Sumado a ello, con la nueva reforma al Código Penal la pena para una violación ha bajado de 10-15 años de cárcel a una pena de 9-13 años. Además, desaparece la violación especial que castigaba con 15-20 años de prisión la violación sexual si la víctima es menor de 12 o mayor de 70 años o si la violación se comete por más de una persona, o por alguien reincidente.

“Mi niño apenas comenzaba a vivir y estaba lleno de sueños”, son las palabras de Nesy, que se suma a la lista de madres y familias a las que se les arrebató la vida de un ser amado y que luchan contra un sistema en donde se permite la cultura de violencia en injusticia, esperando que algún día en Honduras se practique más el amor.